Ayer, para celebrar el fin de curso de nuestros chicos/as mayores, fuimos con ellos al parque de atracciones.
Teníamos tantas ganas de celebrar un fin de curso dentro de la normalidad que, incluso bajo el sol abrasador, se nos hizo corto el día.
Daba gusto escuchar sus risas y verles corriendo emocionados para subir en las atracciones sin parar; empaparse juntos en las montañas rusas de agua; compartir con normalidad las bolsas de guarrerías e incluso chillar cabeza abajo en las atracciones de "valientes".
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