Esta semana han terminado de instalar en nuestro cole paneles interactivos.
A pesar de lo acostumbrados que estamos en nuestra vida diaria a las nuevas tecnologías, no ha tenido precio ver las caras de los peques -(y los profes)- al entrar al aula y mirar su panel recién instalado.
A los pocos minutos de encenderlos ya estaban todos llenos de huellas: en una clase aprendían a interpretar mapas del clima con imágenes reales, en otra ponían videos del programa de reciclaje, en la de al lado escuchaban música con imágenes relajantes del mar y, mientras en otra leían y subrayaban textos en inglés, en la siguiente dibujaban gráficas de funciones.
Es el principio del acceso a nuevas formas de enseñar y aprender, en las que seguiremos disfrutando de los recursos habituales: la utilidad y el tesoro que son los libros, la importancia de organizar un cuaderno, de hacer manualidades o esquemas sobre un folio con un lápiz, mientras aprovechamos para enseñarles cómo hacer un uso responsable de las nuevas tecnologías a través del uso de esta ventana al mundo.
¿Será éste un nuevo antes y después?